May 16, 2017 | Mgr. Lourdes Michel Salinas
Señor@s docentes nuevamente ¡bienvenid@s a este espacio del Dpto. de Educación Médica!
El encabezado elegido para el blog, es un parafraseo al título de un libro publicado por Michel Saint-Onge, docente de la Universidad de Sherbrooke, en Canadá. Lo elegimos con la convicción de que el mismo sugiere, o mas bien, tiene el potencial de propiciar la reflexión – acción acerca de nuestra práctica docente cotidiana, con el propósito permanente de contribuir a la mejora de la formación de nuestros estudiantes. Esperando lograrlo, ponemos a disposición de ustedes algunas ideas basadas en el libro mencionado.
¿Cuál es nuestra concepción de E N S E Ñ A R?
La respuesta de muchos docentes -no obstante de que gran parte de nosotros nos hemos formado en el ámbito pedagógico- aun gira alrededor del término “transmitir”, dando cuenta de lo fuertemente arraigada que tenemos la concepción del modelo tradicional del profesor informador, explicador, expositor, transmisor verbal de la información y de sus propios conocimientos, considerando además que la condición esencial -en muchos casos única- para enseñar, es el dominio de la asignatura. Las investigaciones y la propia experiencia nos muestran reiterativamente que enseñar, entendido como impartir nuestro conocimiento, verbalizarlo y/o explicarlo, no es suficiente para generar procesos de aprendizaje en los estudiantes.
“Enseñar puede equivaler a transmitir sólo información, si por aprender se entiende solo memorizar esa información” Saint-Onge M. yo explico pero ellos….¿aprenden?
Para ayudarnos a una toma de conciencia y asumir una actitud crítica acerca de esta concepción y con el propósito de mejorar nuestras competencias como profesores universitarios, les propongo analizar algunos de los 8 postulados (Sviniki M. Citada por Saint-Onge) en los cuales, afirma esta autora, se apoya la creencia de los docentes de que la exposición o conferencia magistral es la estrategia de mayor eficacia para el aprendizaje:
1° “La materia que explico es muy interesante y ella por sí sola puede atraer la atención de los estudiantes”.
Esta afirmación se basa en la convicción de que su interés y dominio de la disciplina garantizan la eficacia de su enseñanza. Sin embargo, reiteradamente comprobamos su insuficiencia. Lo esencial es captar la atención, propiciar y mantener el interés de los estudiantes no solo por el contenido, sino por las estrategias de enseñanza y aprendizaje que debieran incorporar criterios como la aplicabilidad de los contenidos, la planificación de actividades que motiven a aprender y que propicien su participación y protagonismo en las mismas.
2° ”Los estudiantes son capaces de retener e integrar la información ofrecida durante 45 minutos o más”.
El aprendizaje no es solo un proceso de registro. Esta segunda premisa presupone el almacenamiento de información de parte del estudiante, obviando la comprensión y la construcción de sentido; ante tal situación los estudiantes se ocupan sobretodo de reproducir la exposición del profesor, dejando de lado la real construcción de conocimientos, la cual supone operaciones mentales complejas como relacionar, organizar, estructurar, clasificar, categorizar y muchas otras mas que necesitan ser propiciadas, orientadas y acompañadas por el docente. En este sentido, enseñar es también conducir el proceso de aprendizaje de los estudiantes, manteniendo su atención a través de diversas técnicas como los ejemplos, los organizadores gráficos, las pausas, los desafíos, etc., es planificar la secuencia de la clase y las actividades que desarrollaran aquellos, de manera que se les facilite la organización de los contenidos en torno a las ideas esenciales y su memorización sea significativa.
3° “Los estudiantes tienen los conocimientos previos y la terminología suficiente para seguir sin dificultad las exposiciones”.
Frecuentemente, el docente “da” la clase como un resumen de sus propios conocimientos y términos científicos, con ejemplos y a veces analogías que no responden al contexto del estudiante, asumiendo que los conocimientos de éstos acerca del tema y de la terminología específica están dados, e ignorando, además, su condición de aprendices. Es necesario que la información que se quiere compartir con los estudiantes, tenga sentido para ellos, lo cual requiere ponerse en su lugar, explorar sus conocimientos previos, pensar en ellos y las características de sus entornos generacionales y cómo no culturales, buscando ejemplos, semejanzas, situaciones que faciliten la compresión; estas son condiciones indispensables que el docente no debe ignorar si desea que sus estudiantes aprendan.
4° “Los estudiantes pueden llevar a la práctica lo que han entendido”
El aprendizaje de contenidos teóricos (datos, conceptos), resultado de la exposición del profesor -de acuerdo a esta afirmación- es suficiente para que los estudiantes puedan luego aplicarlos. La realidad muestra que esto no es así, con frecuencia la teoría es una y la práctica no se integra a la misma, recordemos: “aprobado en teoría, reprobado en práctica” o viceversa. La enseñanza debe planificase de manera que se integren los diversos tipos de contenidos (teóricos, procedimentales y actitudinales) de manera que el aprendizaje, sea dirigido a la resolución de problemas, contribuyendo de esta manera a mejorar la motivación del estudiante, pues ello permite visualizar la relevancia de sus aprendizajes y la aplicabilidad de la teoría en la práctica, aspecto de real importancia para su aprendizaje actual y su futuro profesional. Es necesario e importante que la teoría muestre de manera planificada, a través de estrategias seleccionadas por el docente (por ejemplo casos, problemas, viñetas clínicas), su correlato práctico y, que la práctica a su vez, sea referida a su soporte teórico.
En conclusión:
Los postulados mencionados subyacen a una concepción de la enseñanza y del aprendizaje que manifiestan una comprensión incorrecta de los principios y procesos de aprendizaje. De lo que deberíamos quedar seguros es de que NO se aprende a través de la simple transmisión de información. Recordemos que enseñar no es solo “dar clase”. El contexto actual de la Educación Superior, resultado de los cambios sociales y económicos mundiales, exige del docente universitario desempeñarse en funciones y roles de mediador y facilitador de aprendizajes, de planificador, organizador, orientador, tutor y supervisor del aprendizaje de sus estudiantes. De hecho ya no le bastan solo las competencias comunicativas y los conocimientos, es prioritario propiciar en los estudiantes el desarrollo de las competencias de búsqueda de información, procesamiento de la misma o construcción de conocimientos y su aplicación en situaciones reales o simuladas; para ello necesitamos aplicar estrategias diversas y pertinentes.
Elaborado con fines educativos en base a:
- Mas Torrelló O. El profesor universitario: sus competencias y formación. Rev. De curriculum y formación de profesorado.Vol.15, 3, 2011. http://www.ugr.es/~recfpro/rev153COL1.pdf
- Saint-Onge M. (2000) yo explico pero ellos…¿aprenden?. Biblioteca para la actualización del maestro. 1º edición Ediciones Mensajero, México. http://eva.sepyc.gob.mx:8383/
- Imágenes disponibles en google.
Esperamos sus comentarios y sugerencias. Gracias!